PROPUESTA
Dentro de los recortes posibles que tiene el campo de la Sociología Política, y teniendo en cuenta las restricciones de tiempo que impone la cursada en un solo cuatrimestre, hemos privilegiado abordar con mayor profundidad la problemática del Estado. Esto es así porque consideramos imprescindible que los estudiantes de Ciencia Política tenga una visión global de la cuestión estatal. Pero más que de “El Estado” capitalista en abstracto vamos a hablar de formas históricas de Estado capitalista, que se corresponden con los grandes ciclos en el proceso de algunas otras materias. De ahí que el propósito central de este curso es efectuar una revisión de las principales corrientes teóricas contemporáneas acerca del estado, no ubicándolas en una simple sucesión cronológica, sino resaltando el contexto histórico de su producción y poniendo “a prueba” la potencialidad explicativa de los conceptos teóricos más sustantivos. Destacamos que esta revisión no puede eludir el partir de la crisis actual de los estados nacionales, por el impacto que está teniendo sobre ellos el proceso de globalización y, por ende, la consecuente puesta en cuestión de las teorías que dan cuenta de su realidad. Por eso iremos “leyendo” en forma paralela las teorías en su devenir histórico y su relevancia conceptual para analizar el presente.
Creemos que no es posible la formulación de UNA TEORIA DEL ESTADO, sino que es más apropiado hablar de TEORIAS del ESTADO, en virtud de la disparidad de enfoques acerca de la naturaleza, fundamentos y características de la realidad estatal. Porque cuando se habla del Estado se puede hacer alusión a distintas cosas. Por ejemplo, suele ser frecuente la identificación entre Estado y gobierno, o entre el propio Estado -como expresión de la dominación- y sus aparatos -su expresión material-. Pero es preciso recordar que la forma de entender el fenómeno del poder político real cambia tanto con la realidad de dicho fenómeno, como con el enfoque con el que se lo aborda, que jerarquiza algunos aspectos y minimiza o ignora otros.
Detrás de cada concepción del Estado existe una forma de entender la sociedad y el poder político que no es una mera descripción de «lo real», sino que importa valoraciones que a su vez recortan e influyen sobre la realidad que se pretende describir. Porque toda construcción discursiva -en este caso la descripción «teórica» de la naturaleza del Estado- conlleva una valoración que, explícitamente o no, se pone en juego como estrategia de lucha política.
La historia de las formas concretas de Estado es, al mismo tiempo, la historia del Estado como concepto teórico y de las distintas maneras en que se materializó como instancia de dominación. Por eso no pueden separarse completamente -sólo analíticamente- las realidades estatales acotadas de las formas de concebirlas, de entenderlas, de pensarlas. Estas, a su vez, influyen sobre el devenir de lo real como referentes de la lucha política. De ahí que para “contar” la historia del Estado vis a vis la sociedad es preciso “contar” la historia de la construcción del concepto estado y, a la inversa, para dar cuenta de una Teoría del Estado es imprescindible remitirse al contexto histórico de su producción, lo que implica dar cuenta de la articulación entre el Estado en tanto forma histórica de dominación y la producción y reproducción de las condiciones materiales de existencia de la sociedad. Esto significa que lo correcto es hablar de las teorías del Estado (capitalista). Pero más que de “El Estado” capitalista en abstracto vamos a hablar de formas históricas de Estado capitalista, que se corresponden con los grandes ciclos en la acumulación capitalista a escala mundial. Buena parte de la literatura económica y política establece dos grandes ciclos, separados por un período de crisis. Así, la etapa de capitalismo de laissez-faire se expresaría en el Estado liberal, el período de crisis y recomposición, con guerras interimperialistas y crisis mundiales estaría en correspondencia con la etapa de crisis del Estado liberal e inicio de experiencias intervencionistas, y la etapa de capitalismo «tardío» (Mandel), «maduro» (Habermas, Offe) o «fordista» (Aglietta) se ligaría al Estado benefactor-keynesiano. La emergencia de un nuevo ciclo a partir de la crisis de mediados de los ‘70 y de la expansión de la globalización de la economía mundial, derivó en la etapa en curso, generalmente denominada neoliberal.
Cada ciclo histórico, como totalidad compleja, implica: (a) una modalidad de acumulación de capital, que se expresa en determinadas formas de organización del proceso de trabajo, de división social del trabajo y de procesos tecnológicos; (b) una forma de producción y reproducción de las clases fundamentales y su vinculación orgánica entre sí (relación capital-trabajo); y (c) una determinada forma de Estado.
Dentro de esas fases podemos distinguir distintas visiones, entre las que se puede reconocer la existencia, en trazos muy gruesos, de los dos grandes paradigmas que han influido en este siglo: por una parte, las teorías que, con diferentes matices, apuntan a la afirmación del orden capitalista existente y que tratan de explicarlo, justificarlo y/o corregirlo y, por la otra, las que, también con grandes variedades de posturas, lo impugnan y apuntan a una construcción alternativa. Aquí haremos un recorte necesaria e inevitablemente arbitrario, pues quedarán afuera muchas teorías y autores, en función de las limitaciones de tiempo y, obviamente, la elección que prioriza la cátedra. Así partimos, en un plano, del pensamiento liberal clásico sobre el Estado hasta llegar a los actuales enfoques neoliberales y neoconservadores sobre el “Estado mínimo”. Y por el otro, comenzamos con las formulaciones de los clásicos marxistas hasta el debate contemporáneo sobre la pérdida de entidad de los Estados nacionales vis à vis la economía mundial.
Incluimos una aproximación a la problemática de los Estados periféricos latinoamericanos, en diálogo con las formulaciones clásicas, a fin de elucidar su especificidad y las tensiones entre lo universal y lo particular, lo constante y lo episódico, lo general y lo específico, presentes en las realidades estatales territorialmente situadas.